Son las 3 de la mañana hora local, tengo los ojos como platos y la visión de una habitación de hotel sin ventana que no me da ninguna pista de donde estoy.
Delhi se descubrió ante mi como cientos y miles de lucecitas.Parecía que el mundo estuviera del revés y que fueran las estrellas las que al mirar hacia arriba me viesen a mi con la cara estampada en la ventana del avión.
Pero no es en el cielo donde he aterrizado.
Bienvenidos a India

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